El proyecto consiste en que las plagas de topillo campesino en ambientes agrícolas producen pérdidas económicas por afectar a la producción de los cultivos. Es frecuente que para combatirlas se empleen técnicas relacionadas con la modificación del hábitat, como la limpieza de lindes y regatos mediante su quema, o bien técnicas relacionadas con la lucha química, como la aplicación de rodenticidas. Estas técnicas pueden generar consecuencias ambientales negativas así como un sobrecoste a la producción. Como alternativa se está desarrollando un proyecto experimental basado en el control biológico de plagas de topillo mediante la potenciación de la acción de algunos de sus depredadores naturales.
El control biológico de plagas de topillo campesino, se basa en la gestión de dos de sus principales depredadores: el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) y la lechuza común (Tyto alba). Mediante la colocación de posaderos artificiales en linderas y arroyos se consigue que actúen eficazmente como puntos de apoyo a la caza de estos roedores. De esta forma se intensifica una interacción ecológica natural que trata de prevenir la magnitud de los daños agrícolas intentando reducir el número de animales durante las plagas. Los cultivos reducen pérdidas y la biodiversidad local no se ve amenazada por los tratamientos convencionales.